El viaje despierto: un billete de tren para viajar por la vida
La vida me ha llevado a trabajar por muchos lugares del país. Es por esto que entre trenes, coches, aviones y metros, he podido aprender tanto, como de los destinos finales, pues he pasado muchas horas viajando. Un viaje por corto que sea nos enseña.
Hace 5 años amanecía en París, y como de costumbre salté de la cama, ducha, desayuno y a correr hasta el centro. Eran las 8 de la mañana, y aunque la Gare de Lyon estaba abarrotada de gente, entre empujones y prisas, yo y mi ondeante bufanda conseguimos llegar a tiempo para coger el convoy que nos llevaría al destino.
Aquel día debía viajar entre el cosmopolita París y el bucólico Fountainbleu, en un tren de la SNCF. Casi lo pierdo. Sin embargo una vez más la fortuna quiso darme un empujón y me subió en el último instante a un tren que ya humeaba y se desplazaba por palmos sobre los raíles de la estación.
Jadeando llegué hasta un asiento al lado de la ventanilla, por la que más tarde entrarían bellos paisajes… Al poco me di cuenta de que el vagón estaba vacío. Solo estábamos yo y un señor que dormía plácidamente bajo un abrigo grueso, una barba blanca y un elegante sombrero. A su lado había una antigua maleta de piel reluciente muy bien cuidada. Era de aquellas que se cerraba con correas y brillantes hebillas. Aquella postal parecía de otra época y su sueño un eterno placer.
De pronto entró el revisor pidiendo los billetes. Yo saqué el mío enseguida y se lo entregué.
– Bon voyage! – Me dijo después de comprobarlo.
– Merci beaucoup, Monsieur! – Le respondí yo.
Y a continuación se dispuso a despertar al viajero del tiempo, (así lo bauticé yo).
– Monsieur! Le billet si’l vous plaît! – Le dijo con voz alzada.
El hombre durmiente se despertó de pronto, y nervioso comenzó a buscar por todas partes su billete… Pero no lo encontraba. El señor que había debajo del elegante sombrero cada vez estaba más alterado e incluso con un cierto aire de desespero. Miró por todas partes, abrigo, camisa, hasta abrió su arqueológica maleta y nada…
Viendo el revisor el apuro, le dijo al pasajero:
– No se preocupe hombre, si no lo encuentra, por esta vez no pasará nada, no le haré pagar otro billete, tranquilo.
– ¡Gracias! – Respondió el viajante recién-despierto, sin cesar en su desesperada búsqueda. – Pero no es pagar otro billete lo que me preocupa. ¡El problema que me angustia es que al despertarme no sé a dónde iba!
¿Cuántas veces pasamos la vida durmiendo en un tren y al despertar no recordamos hacia donde hemos encaminado nuestros pasos todo este tiempo?
¿Sabemos hacia donde nos encamina el billete que hemos comprado a lo largo de tantos años?
¿Tendremos la serenidad de despertar y reconocer el camino hecho y dibujar nuestro anhelado destino?
Viajar por la vida dormidos, hace que perdamos el placer del viaje, que pasemos de largo nuestra estación, o simplemente que olvidemos cuál era nuestro destino tan anhelado.
Despertar y recordar hacia donde íbamos… despertar y redibujar nuestra ruta anhelada.
Manos a la obra, y buen viaje, viajeros!
Santi
Nota: Muy cerca del antiguo castillo de Fountainbleu, hay un pequeño bistró que lleva su nombre, que os recomiendo, donde hacen un exquisito café. Allí, horas más tarde, resguardados de la nieve y el frío, alguien con un pasado increíble me dibujó en una servilleta el mapa de su inquietante vida y de su reciente ruta dormida.
Un nuevo viaje despierto estaba comenzando.
1 comentario en “El viaje despierto: un billete de tren para viajar por la vida”
Santi,
¡Qué bonito! me encanta tenerte nuevamente por aquí, lo echaba de menos. Pues con tus historias y reflexiones, y cómo dices en tu pequeño relato, nos haces despertar y recordar nuestro itinerario en la vida,
¡Gracias!
Y buen viaje para ti también.