¡Dios ha abierto una tienda en Plaza Catalunya!
¡Hola!
Estos días he estado en las concentraciones en Plaza de Catalunya, en Barcelona. Hacía tiempo que no vivía tan buenas y humanas sensaciones. Me he sentido rodeado de empatía, de ganas de compartir y de abrir la puerta a la justicia atendiendo primero a las personas y no al dinero y al poder.
Allí también estaba Arcadi Oliveres, el mismo que me honró y me acompañó el lunes pasado en una conferencia. Están siendo unos días en los que uno se siente más satisfecho de ser un ser humano. Cuánta gente decente y digna; cuántas personas sinceras, humildes y dispuestas a compartir. Cuánta esperanza por un mundo realmente mejor para todos.
Por un momento tuve hambre, así que me fui rápido a tomar un bocadillo a un bar.
Y quiso la vida, que en la barra del bar, conocí a una señora de unos cuarenta y pocos, con aspecto forzadamente joven, pero claramente envejecida como persona y con un diminuto interior. Era de aquellas personas que tienen mucho que decir y poco que escuchar. Se llamaba Selegna.
Era de aquellos seres humanos que piensan que para conserguir su objetivo en la vida no importa el “cómo lo hagas”: lo importante es llegar, «sea como sea»; y que lo realmente valioso es el “yo”, no el “nosotros”. Bueno, lo del “nosotros” podía ser válido, si se puede excluir a alguien… En fin, más de lo mismo.
Me contó que ella pagaba una mutua sanitaria y que lo sentía por quien no la pudiese pagar, pero que la vida es así: “selectiva”.
– Estos acampapados – Me decía – No son más que unos inconscientes que quieren más de lo que se les ha dado… – Me dijo convencida de su discurso. – ¡Qué trabajen y se dejen de “campings”!
– Señora, perdone, pero ¿está usted segura de lo que dice?
– Mira, no sé quien eres, pero te lo voy a decir muy claro: ¡Para salir de toda esta crisis hace falta mano dura! ¡Hace falta recortar! ¿Qué me van a dar a mí ahí esta panda? ¡Son lo peor de la sociedad! ¡No tienen nada para darme ni a mí ni a nadie!
Después de oír tanta amargura e insensibilidad, tenía muchas ganas de marchar, pero no lo hice sin antes explicarle un cuento que me contó mi amiga Montse ayer sábado. Dice así:
“Un buen día, una mujer de nombre Selegna (como ella), encontró una tienda nueva. Era una tienda que habían abierto en la mismísima Plaza de Catalunya… Le gustó tanto la entrada, que no pudo resistirse a entrar, y cuál fue su sorpresa, cuando descubrió que la persona que había detrás del mostrador no era otra que el mismísimo Dios: ¡Dios había abierto una tienda en Plaza de Catalunya!
– ¿Qué vendes? – Le preguntó Selegna a Dios muy ilusionada.
– Todo lo que puedas desear. – Le respondió Dios.
Selegna no pudo creerse la suerte que tenía y comenzó a pensar en todo lo que iba a pedirle a Dios en aquel mostrador. Y después de pensar y pensar le dijo:
– ¡Dios! Quiero felicidad para toda la vida, y paz para mi alma. También me gustaría tener sabiduría y que mis proyectos sigan el camino del éxito. Quiero realizarme como persona y que todo me salga bien…
Dios, sonrió y le dijo:
– Ja, ja, ja. Eso no te lo puedo dar, Selegna. Pero te puedo dejar algún truco/receta para que se cumplan tus deseos. Te leo:
Ingrediente número 1: Todo lo que desees para ti, debes desearlo primero con más fuerza aún para los demás, y trabajar por y para por ellos. Eso te podría dar felicidad.
Ingrediente número 2: Te aconsejo que cambies el “yo” por el “nosotros”, eso te podría dar sabiduría.
Ingrediente número 3: Reparte lo que tienes hasta que te asegures que nadie pasa hambre ni necesidad, y entonces podrías ser una persona con éxito en tus proyectos; y hasta podrías llegar al final de tus días con decencia y morir con dignidad.
Selegna, no entendía nada de lo que le estaba diciendo Dios…
– ¡Ah! Y una cosa más, querida Selegna, creo que me has entendido mal. Aquí no tenemos frutas. Aquí sólo hay semillas…
“Las semillas son esperanza compartida a la espera de un nuevo bosque sano, joven y verde… donde haya un sitio digno para todos y cada uno”.
¿Quieres ser semilla?
Santi
1 comentario en “¡Dios ha abierto una tienda en Plaza Catalunya!”
Hola Santi,
La comparación de lo que está pasando en plaça Catalunya con que Dios ha abierto una tienda allí, me parece muy bonita. Mucho más si lo que podemos adquirir en ella son semillas de solaridad, comprensión y amor.
Toda esta movida junto con la conferencia de Arcadi Oliveres el lunes pasado, me ha transtornado en lo mas profundo de mi ser.
La mayoria de seres que creemos en la necesidad de un cambio y que este cambio venga acompañado de pacifismo, nos produce una gran satisfacción ver lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
Un grupo de heroes anonimos han ocupado plazas de muchos pueblos de nuestra geografia. Por fin veo una luz en lo que yo llamo «Revolución Silenciosa»
Estoy satisfecha de que esta Revolución Silenciosa haya tomado la palabra y se haga oir para que todos podamos unirnos a ella.
Un mundo mejor es posible. Hagamoslo entre todos!!
Besos y un fuerte abrazo
Susanna Carpi