¡Dios está acampado en Pza. Catalunya! (¡de incógnito!)

(Dios ha pedido ser un acampado más en Pl. Catalunya. Llegó hace unos días, después de cerrar una tienda que tenía en Paseo de Gracia. Me encontré con él en un chiringuito de la plaza y lo reconocí).

¡Hola!

Aquella noche, ya estábamos todos en los sacos de dormir. Sin embargo, no pudimos dejar de hablar con la linterna encendida. Dios había quedado muy consternado por las palabras de Selegna del día anterior, y le costaba conciliar el sueño.

– ¡El miedo es incorregible, Dios! ¿Cómo es que no has hecho nada con él todos estos miles de años? Lo podrías haber convertido en alguna otra cosa, ¿no? – Le dijo uno de los acampados desde su saco.

– Mira, joven, – le respondió Dios. – A lo largo de los años, al miedo lo he ido convirtiendo en todo aquello en lo que él mismo tenía miedo. Al principio, el miedo era como un ratón. El ratón, siempre preso del pánico por un gato, lo acabé convirtiendo precisamente en gato, para que así pudiese superar el miedo.

Sin embargo, el gato reencarnado no dudó en hacer sufrir innecesariamente a todos los ratones que encontraba; y en vez de tranquilizar su miedo, comenzó a temer a un perro. Fue entonces cuando pensé en reconvertirlo de nuevo, esta vez en un perro.

Una vez convertido en perro, éste temió al lobo y en lobo lo convertí. Y una vez lobo, tembló por la presencia de un cazador, y no dudé en convertirlo en cazador. Una vez con esta forma, el cazador no dudó en cazar indiscriminadamente y a su vez temió por su rey, y en sumo monarca lo convirtió mi poder.

Pensé que sería un rey justo, pero ¿Quién puede ser justo, siendo rey? Y tal cual el dicho, governó con mano de hierro implacable y naturalmente volvió a temer… esta vez por la muerte.

No dudé ni un momento en convertir al miedo en muerte y a su vez en dinero y poder.

De nada sirvió. En cada una de las reencarnaciones, volvía a sentir miedo sin remedio, cada vez por algo diferente. Y es que el temor simpre encuentra un motivo para temer.

Pensé que cuando llegase la democracia al mundo, quizá podría reencarnarlo en algún grupo de seres humanos unidos alrededor de la paz… Pero tampoco funcionó. Lo convertí en grupos políticos conservadores y liberales… pero estos, aunque perdieron el miedo a la muerte (pues pensaron que lo seguros de vida, las mutuas privadas y las clínicas antienvejecimiento los alejarían de la muerte), lo hicieron nacer frente a las personas con pocos recursos, y no dudaron en maltratarlos de muchas y diferentes maneras por muchos años. Todo continuaba igual.

El miedo, instaurado en el mundo de una manera rotunda en este tipo de personas, comenzó a acumular recursos y más recursos, tal cual el síndrome de Diógenes. Lo importante era acumular y acumular sin límite… Así son ellos: Han vaciado el planeta de recursos y se lo han guardado en sus bolsillos, y ahora, no quieren repartirlo: tienen miedo.

– ¿Y compartir?

– Ja, ja, ja – Sonrió Dios. – El compartir, históricamente, no se lleva bien con el miedo.

– ¿Eso quiere decir que los grupos que se dedican a conservar recursos y poder, tienen miedo? – Preguntó otro acampado.

– No es que lo tengan, – Dijo Dios. – Sinó que lo representan. Solo aquél que teme se pasa la vida quitando a los demás para tener él más. Por eso cada vez que alguien decide compartir, los grupos conservadores se ponen nerviosos: a veces en forma de rey, otras en forma de dictador y otras simplemente en grupos conservadores, liberales o bancos. Cada vez que alguien decide consensuar y ser democrático, estos grupos sacan la violencia a la calle contra quien clama por la paz y el compartir. Recuerda: la violencia y el ansia de poder, no son más que un disfraz más del miedo.

– ¿Y el Amor? ¿No pudiera ser una solución? – Preguntó un policía que iba de incógnito, (y que ya se ha sumado a los acampados).

– ¡Por supuesto, amigo, y lo es! Fíjate, aparece cuando ya no hay nada que retener ni conservar. Solo se puede manifestar cuando lo innecesario, lo violento y el miedo se ausentan. En esta plaza me siento como en casa. Ojalá la hubiese descubierto antes. Aquí todo está limpio. Todos cuidan la higiene y el cuidado de todos. Es un lugar donde se deciden las cosas importantes entre todos y donde la no-violencia y el respeto es la única norma.

Dios ya estaba muy cansado, pero no quiso dormirse sin antes decir:

– Cualquier persona que levanta la mano a alguien, te aseguro, que es por miedo: por puro, aunque disfrazado miedo. Tanto él como todos los que los apoyan y trabajan por él son presos del miedo más profundo, de la ignorancia más ciega y la más ceguera emocional que puedas imaginar… aunque ellos no lo sepan.

– ¿Pero miedo a qué, Dios? – Dijo una madre de dos niños allí acampados.

– Miedo a lo diferente, a no ser aceptado, miedo a morir. Miedo a no ser. Miedo a ser feo, a ser pobre, a no ser querido. Miedo a todo lo que signifique enfrentarse a ellos mismos. Miedo a saber que pertenecen a la humanidad, y no la humanidad a ellos. Miedo a ser iguales a los demás, miedo a ser finitos. El miedo, como te dije, busca cualquier excusa para manifestarse.

Gracias a todas las personas que han hecho posible que a mí y a unos centenares más nos hayan agredido como animales. No os lo tenemos en cuenta. Sabemos quienes sois y de dónde venís. Solo deseamos que esta enfermedad que tenéis de pegar, de ser violentos y de no compartir, se os pueda curar pronto y podamos vivir todos con más dignidad en todos los sentidos. Os invitamos a venir a nuestra plaza a pedir perdón por tantos cientos de años destrozando la vida de seres humanos. Os invitamos a venir a nuestra plaza y hacer un mundo más justo y en paz, donde nadie, repito, nadie, tenga que estar solo, ni hambriento, ni enfermo y sin un techo sin poder pagar.

Ojalá no se le vuelva a ocurrir a nadie nunca más, que para avanzar como país, primero hay que echar a los niños de las aulas públicas una hora cada día, o que a nuestros mayores se les niegue la entrada en los hospitales, ni que se estime adecuado dejar en la pobreza a miles de familias por no querer compartir con ellas lo que a unos pocos tanto les sobra ¿Es eso avanzar como país?

Dios está muy entristecido con vosotros. A ver si os enrolláis y me lo ponéis contento, que ya son cien mil años de humanidad con esta broma de mal gusto.

Santi

7 comentarios en “¡Dios está acampado en Pza. Catalunya! (¡de incógnito!)”

  1. Jordi Escoda says: -#1

    He llorado. Hacía mucho tiempo que no lloraba. Y lloro de alegría, porque veo que sobre una minoría violenta, hay una mayoría pacífica. Eso da esperanza.

    Gracias Santi! Tu relato es precioso!

  2. Querido Jordi! Me alegra tener noticias tuyas. Dicen que la cultura de la Paz y del Compartir es como un virus, que infecta cada día a más personas y que sobrevive con fuerza a través de los siglos y de la historia. Por mucho que se quiera acabar con ella… siempre acaba apareciendo!
    Una abrazo fuerte y sigamos compartiendo, al fin y al cabo, es lo único que nos podremos llevar de este mundo: «el día en que fuímos capaces de decrecer y compartir»

  3. Tesmon. says: -#1

    La verdad que pese a lo último ocurrió en Plaza Cataluña y al sin fin de injusticias que se pueden ver día a día en todos los ámbitos. Pese a eso, yo creo que hay esperanza…
    Pues aunque no se ven y trabajen en la sombra, son muchísimas las personas que están sensibilizándose de que tiene que haber un cambio inminente en la conciencia de la humanidad, queramos o no, si o si. El cambio está sucediendo, solamente tenemos que… no dejar espacio al miedo disfrazo de mil caras, como dice Santi, me ha encantado. Gracias!!

  4. Cristina says: -#1

    Hola Santi, yo creo que cualquier persona «bien nacida», cree en todos esos valores que recalcas en tu escrito. Sean de derechas o de izquierdas. La derecha ha hecho daño. Y la izquierda el mismo daño que la derecha. Se van turnando. Todos han robado. Todos han matado. No hay santos en ningún bando. Yo he visto políticos de IU viajando en preferente en el AVE. ¿Deberían haber viajado en bus y haber dado el dinero del AVE a los pobres? eso es lo que preconizan no?….Y tambien he visto ricachones de derechas dando a manos llenas a muchas obras sociales.
    Yo creo que las personas somos personas y no deberíamos etiquetarnos en izquierdas, derechas, católicos, judios, moros o cristianos….en el fondo, el alma humana es muy parecida.
    Pero la conducta humana varía. Quiero decir que un mundo justo no es posible. Sería posible si realmente todos fuerámos iguales. Iguales de trabajadores, de estudiosos, de honrados, de generosos, de honestos….pero no se puede pedir a quien lleva toda su vida trabajando como un negro para conseguir lo que quiera en la vida, que comparta con un vago de siete suelas lo que lleva toda su vida ganándose a pulso.
    Justicia sí. Pero tambien trabajo, honradez, y responsabilidad.

    • Cristina, buenos días. Unas aclaraciones con afecto:
      Durante mi corta vida, he visto a muchos «mal nacidos» practicar los valores humanos de los que hablamos y que tan poco practicamos. Ellos siguen dando ejemplo, de que un mundo diferente es posible. Los valores son patrimonio de la humanidad, no de los «bien nacidos».

      También comentarte, que en ningún momento he mencionado el concepto «derechas» o «izquierdas». No entiendo la referencia que haces a tales grupos, pues yo no he hablado de ellos.
      Sin embargo, he mencionado el concepto «conservador» y «liberal», que creo que no tienen nada que ver con lo que comentabas. El conservadurismo y el liberalismo capital, son, y no solo a mi humilde entender, la principal causa de deshumanización desde que la humanidad se entiende como «sapiens»; no siempre bajo estos nombres, pero sí bajo los valores que representan.

      Y sí, como no podía ser de otra manera, yo creo que un mundo diferente es más que posible. Y por supuesto, pasa por la palabra empatía y solidaridad. Y si usamos estas palabras, creo que el mejor favor que les podemos hacer es practicarla; y «compartir» es la clave. No hay recursos para todos, entre otras cosas, porque la gran mayoría de estos están bajo la propiedad de quien los conserva, ni más ni menos. No es algo que haya descubierto yo… Cualquier libro de economía básica lo describe. Es por esto, que en el compartir está la clave.

      Y por último, rompo una lanza en favor de los más pobres, a aquellos a los que es fácil decirles que son vagos. Cuando alguien no tiene ni la cultura, ni la posibilidad de trabajar, lo menos apropiado es tildarlos de «vagos»; pues si en algo se parecen a esta palabra, suele ser más por obligación que por opción. Sin embargo, hay quien realmente puede ser «vago», simplemente porque se lo puede permitir.

      Tengo en consulta a personas muy acaudaladas que siguen destinando su tiempo a amasar más fortuna, más que la que podrán disfrutar ellos y sus futuras generaciones. Supongo que entenderás que lo hacen porque pueden hacerlo. Sin embargo, mientras ellos lo sigan haciendo, los que no tienen, por más que se esfuercen, no podrán progresar: los recursos son los que son, no los que nos gustaría que hubiesen.

      Gracias por tus amables palabras, Cristina.

  5. Cristina says: -#1

    Bueno Santi, ya hablaremos, las palabras escritas seguramente solo dan lugar a malos entendidos. No he sido bien interpretada. Me habré expresado mal.

  6. Las palabras sirven solo para lo que sirven, lo importante son nuestros gestos. Sé que estamos muy cerca, Cristina, nunca lo he dudado. Sé quien eres y sé de tu buen corazón y te lo agradezco.
    Un abrazo fuerte desde Barcelona!

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